¿Qué es el “factor de crecimiento epidérmico”?
Es una proteína natural del organismo que desempeña un papel clave en el crecimiento celular, la reparación de los tejidos y la regeneración de la piel. En el cuidado de la piel, se utilizan versiones sintéticas o de bioingeniería del factor de crecimiento epidérmico (EGF) para estimular la producción de colágeno y elastina, dos proteínas importantes que mantienen la piel firme, tersa y joven.
Beneficios:
Favorece la renovación celular y la cicatrización: El EGF estimula el crecimiento de nuevas células cutáneas, lo que contribuye a reparar la piel dañada y ayuda a la piel a recuperarse de cicatrices, heridas, factores de estrés ambiental, lesiones y la cicatrización de la piel después de procedimientos (como tratamientos con láser o peelings químicos).
Promueve la producción de colágeno y elastina: Al hacerlo, aumenta la firmeza de la piel y reduce la aparición de líneas finas y arrugas, lo que da como resultado una piel más firme y de aspecto más joven.
Reduce la hiperpigmentación: A través de sus propiedades regenerativas, el EGF ayuda a aclarar las manchas oscuras e igualar el tono de la piel, por lo que es beneficioso para las personas con problemas de pigmentación.
Mejora la hidratación de la piel: Al apoyar los procesos naturales de reparación de la piel, el EGF puede ayudar a reforzar la barrera cutánea, lo que mejora la retención de humedad y previene la deshidratación.